viernes, febrero 29, 2008

Junio 2007. Calgary, Alberta, Canadá.




Ya he conducido por varios cientos de kilómetros, y sólo la radio me
acompaña. Nunca me imaginé haciendo de chofer, pero de todos modos es un trabajo que me agrada, puesto que mi mente queda libre para explorar. El poco tráfico de las carreteras del Noroeste de Canadá, sus bosques, chubascos, lagos, humedales me hacen recordar con nostalgia la carretera austral, sólo falta el ripio. Aunque mi cuerpo está acá, mi mente divaga permanentemente en mi idioma, mi gente, mi cultura aculturizada, los acontecimientos que ocurren tan lejos de aquí, y por sobre todo mi amada. Fue una decisión difícil la de venir, pero racionalmente era mejor.....¿pero porqué todo debe tener una explicación racional?....¿qué pasa con los sentimientos y con la Calidad?

Acabo de ver otro oso negro a un costado del camino, por suerte las carreteras tienen a cada lado una limpieza de unos 10 metros a lo menos, así es fácil ver si algún oso o alce tiene intenciones de cruzar el camino. De todos modos ya he visto un par de osos muertos a los que he verificado que efectivamente no estén agonizando todavía (que mi jefe no se entere). El otro día estuve observando a un oso negro por un buen rato, hasta que se acercó demasiado y con intenciones de darme un abrazo....jajaja, me imagino que hubiera sido más fuerte que uno de peluche. Se supone que no son peligrosos, los temibles son los Grizzly, que llegan a medir más de 2 metros.

En Conce falleció el esposo de mi tía Eugenia, mis primas deben estar tristes.
Eva está resfriada y el invierno en Chile está frío, mientras acá la nieve se está yendo y sólo se ve en los costados de los caminos altos.
Mi mamá y hermana están bien, por lo menos eso me transmiten.
Por acá lo mejor ha sido conocer a Marcus, un amigo gringo de Carolina del Sur, con el que hemos compartido ya varias cervezas. Marcus es la persona más comprensiva y tolerante que he conocido, puede decir su verdad sin avasallar a nadie.
La paga también ha sido buena aunque constantemente evalúo si vale la pena.

Josetxu anda por estos lares y aunque tratamos de coincidir, nuestros itinerarios no se cruzan, así que no podré verlo este año tampoco. Me conformo con conducir en mi ambulancia los caminos que él recorrerá con su bicicleta rumbo a Alaska y luego a Asia.

Acá adquiero un notebook que me sirve para mantenerme en contacto con Chile, y una bicicleta Trek 4900 que me sirve para movilizarme en la ciudad, la llamé "Calgary".



Acá me doy cuenta que lo que quiero está al sur del Río Bravo, así que me dispongo a volver y tratar de desarrollar una vida sustentable y entretenida en Chile o en Latinoamérica.