viernes, mayo 26, 2006

Mayo 26, 2006. Tilcara, Prov. de Jujuy, Argentina.

Hace tiempo que no escribía, quizás porque he tenido pocos momentos de soledad desde Cafayate. A Lucio y a Negro los volví a encontrar en Salta vendiendo sus artesanías. Junto a ellos conocí también a un colombiano que viene viajando de su país para encontrarse en Bs. As. con su mujer y su hijo. Después se unieron al grupo una pareja de italianos, otra formada por una francesa y un español, y después llegó Andrea, una porteña también artesana. Aprovechando a toda esa gente reunida, me quedé en Salta 11 días, los primeros 4 en casa de Ramón, cicloturista salteño que desde hace 2 años y medio ofrece su casa a ciclistas que viajan como yo. "Es primera vez que pasa un ciclista chileno por mi casa", me dice, "la mayoría son europeos". Y es que al latinoamericano nos cuesta prescindir del sueldo mensual, el cuál generalmente no permite ahorrar demasiado y por ende no queda tiempo aparte del de las 3 semanas de vacaciones.......si es que tienes la suerte de tomarlas todas juntas. Si quieres hacer un viaje más largo deberás renunciar a tu trabajo o si tu empresa es de elite puedes solicitar trabajar 3 años a un 75% de tu sueldo y tomar sabático el 4to con la misma remuneración y sin perder tu empleo. Esta opción es buena aunque no conozco ninguna empresa chilena (¿latinoamericana?) que la consideraría, ya que nuestra cultura occidental subdesarrollada, que aun intenta competir como si tuviera las mismas condiciones que el primer mundo, no deja cabida a un esquema distinto al habitual. Y cuando rompes el molde, a riesgo de perder familia, amigos y novias (quizás sea un buen colador), te encuentras con opiniones tan infundadas como de que “estás perdiendo el tiempo”. La verdad es que el último mes viajando me ha hecho crecer más que los últimos 2 años en una oficina.
Con respecto a la disparidad del ingreso entre latinoamericanos y el mundo “desarrollado”, es un tema al que me voy a referir cuando llegue a Bolivia y tenga una visión más cercana del asunto.
Volviendo a lo de Salta, una tarde nos fuimos casi todos los del grupo al Co. San Bernardo a tener una vista completa de la ciudad. Llegamos cuando el sol caía y una brisa fría comenzaba a aparecer. Esa noche nos fuimos de birras (la cerveza Salta negra es buenísima) y estuvimos jugando pool, europa versus sudamérica......por esta vez ganamos....
Después de Ramón, estuve en la casa de Yeya por el resto de los días. Con Yeya nos conocimos en el verano mientras trabajamos en el Co. Aconcagua, ella era cocinera en Plaza Argentina mientras yo hacía de guía asistente para turistas neozelandeses y australianos. Tuvimos buena onda desde el principio. En su casa me sentí recómodo, tenía mi sillón, llaves para llegar cuando quisiera y además en la casa sólo vivían chicas, así que todo bien. Esos días los aproveché para leer, ir al cine, lavar la ropa, mantención a la bici (mía, la de Yeya y la de Mariana....), ir a museos, comprarme un ajedrez de madera para laburar, tomar cerveza negra, ir a un boliche, amar y en general adentrarme un poco más en la vida de los salteños. Después de todo esto, me costó mucho irme, pero por suerte Lucio y Negro ya habían partido así que me fui tras ellos, junto a Yeya que me encaminó los primeros 20 km. Ese día hacía mucho frío por lo que me detuve en medio del camino de corniza a frotarme los pies y cambiarme calcetas. El camino entre Salta y Jujuy es espectacular para hacer en bicicleta, pocos vehículos, ya que la mayoría prefiere evitarse el riesgo y lentitud del camino sinuoso sobre una corniza de 4 metros de ancho. Por suerte estaba totalmente nublado así que nunca vi lo que había más allá de los árboles que hacían de límite entre el camino y el precipicio boscoso....pero aquí estoy, recordando ese camino inolvidable. En Salvador de Jujuy continuó el frío, incluso se sentía más por la persistente humedad. Aquí me quedé 2 días en la casa de Benjamín "El Ekeko", otro ciclista que hace algunos años atrás recorría Argentina y Chile en su bicicleta para realizar presentaciones de música y mimo. Lo complicado para él era que llevaba todos sus instrumentos y equipo de sonido en un carro que en total pesaba 150 kg.....dura tarea, pero en su viaje de 5 años conoció a su esposa que le ayudó a alivianar carga por un tiempo.
Dejo el frío de Jujuy en busca de otras latitudes más calurosas y a los 26 km. de salir me encuentro con Lucio y Negro en la carretera tratando de hacer dedo. Nos abrazamos y aprovechamos el encuentro para contarnos nuestras aventuras, tomarnos unos mates y comernos unos panes con mermelada. Al rato aparece una pareja de ciclistas franceses con rumbo sur, compartimos también con ellos y les doy los datos de Benjamín y Ramón. Después de casi 1 hora los franceses siguen al sur, yo sigo hacia el norte y los muchachos se quedan haciendo dedo, quedamos de encontrarnos en Purmamarca. Comienza la Cuesta Barcena, en medio de mucha niebla, frío, sudo bastante y mi respiración es rápida, pero por lo menos estoy caliente. En la mitad de la cuesta me detengo, del otro lado hay una niña vendiendo quesos de cabra y estudiando sus cuadernos. Le pido permiso para fotografiarla y después sigo pedaleando antes que se empieza a enfriar el sudor, después escucho la bocina reiterativa de un auto y un "Dale chileno!!!!!!", son Lucio y Negro que han logrado pescar un carro que los tire más arriba. Al rato llego casi al final de la cuesta y se despeja, el sol pega fuerte aunque por poco tiempo ya que entro en la Quebrada de Humahuaca y quedo en sombras, aunque no hace tanto frío. Se me corta un rayo después de tanta tracción y logro llegar a Purmamarca para acampar y cenar con los chicos en la base del cerro de los 7 colores.
Al día siguiente los chicos se van hacia Chile por el paso Jama mientras yo sigo hacia Tilcara para celebrar el día de independencia de Argentina (25 de mayo) y estar dentro de poco en Bolivia....espero. A ver si me los vuelvo a encontrar de nuevo en otro lado.