lunes, marzo 20, 2006

Marzo 15, 2006. La Serena, IV región, Chile.

Llevo ya 8 días en La Serena y aun no tengo fecha para retomar el viaje. No quiero salir de nuevo hasta que me recupere totalmente de la diarrea que me ha acompañado por casi 1 mes. La última vez que tuve algo parecido fue en el verano del 2001, mientras recorría los caminos forestales en los cerros de la U de Conce rumbo a Hualqui, tomé agua de un arroyo, agua con sabor a vaca. El día siguiente fue el primero de 30 días en que estuve enfermo.
Estos días me dediqué primero hacer mantención a la bici y a compartir con el "Chico". En el taller nos dimos cuenta que la descentrada de la rueda fue debido a que la rueda MAVIC se trizó internamente, por lo que tuve que cambiarla por otra, ahora probaré con una WEISSMAN. A Gonzalo (Chico) lo conozco desde que éramos compañeros en séptimo básico, 1987. Desde esos años ya era reservado y cuando opinaba eran generalmente pensamientos distintos a los de la mayoría, pero con mucha lógica. "Lo importante", me dice, "es la discusión, no quedarse con lo establecido porque sí, razonar. Lo otro importante es influir en el resto de los mortales, mientras más influencia has logrado hacer, más trascendente es tu paso por la tierra". Supongo que él ha influido mucho en mí desde esos años.
El Chico tuvo que volver a su turno 7x7 en el proyecto minero en el que se desempeña como geólogo, así que quedé dueño de casa disfrutando de su colección de películas de Tarantino entre otros. También aproveché los días para ir al médico hacerme exámenes y averiguar que no tengo ninguna infección terrible, como una Salmonela por ejemplo. El doc me recetó unos antibióticos para combatir la supuesta infección leve, así que a seguir esperando.
Me preguntaba cómo lo haría el viejo pastor de 80 años que encontré bajando del paso de Agua Negra. Vivía solo con su perro en una choza minúscula improvisada para pasar el verano mientras pastaban sus animales. "En unos días más voy bajando", decía, "ya está empezando a helar en las mañanas, amanece el agua escarchada". Pedro Geraldo era su nombre, le conté de mi problema estomacal, me dio unas hierbitas. "Éstas, tome, bien espinuditas, hierba del soldado, las lava y le hecha agua caliente en un jarro, tómeselo bien cargao y con harta fé". Esa misma noche cuando llegué a la aduana chilena, me preparé la infusión como me dijo Dn. Pedro.....quizás me faltó un poco más de fé....
Ahora que ya tengo tratamiento, acepté la invitación de la agrupación de Santiago "Arriba'e la Chancha", para ir a ver un ciclo de cine sobre bicicletas y para conocer un poco más de ellos y los proyectos que tienen como ciclistas urbanos en la promoción del uso de la bici en la ciudad. Es su forma en la que quieren hacerse partícipes de Cicloamérica, influir en mí para que yo influya en otros, es decir, difusión.
Mirando por la ventana del bus que me lleva a Satiago, me invade una sensación de relajo, será porque el primer recuerdo que tengo desde mi niñez es justamente ir en los brazos de mi madre, viajando en un bus y mirando hacia afuera. Cuando se es niño es más fácil ser influenciado, para bien o para mal. Es delicado esto de las influencias.